lunes, 18 de febrero de 2013

Y a veces también cocino...

Aunque no lo crean, esto me sabe a mar y sol del Brasil Norteño

 Quiero dedicarle esta entrada a la mamá de mi amiga D.G., que está "cachuza", y me hizo tomar conciencia de mi "adicción a fotografiar antes de la comilona" cuando le quité la tapa a su tupper de brigadeiros antes de que desaparezcan en manos de los niños (y los grandes) invitados al cumple de su nieto..Abrimos con esa foto, espero se la muestren

Voy a admitirlo de una vez por todas y después soportaré lo que venga: SOY POCHITA MORFONI REDIVIVA! (para los que no hayan tenido un abuelo lector de historietas, como yo, googleen "Pochita Morfoni" y van a ver...)  Se que muchos de nosotros fuimos críados por hijos o nietos de inmigrantes que después de pasar por guerras y persecuciones varias valoraban la comida como si hubieran reencontrado a Pan y Baco en estas tierras; lejos de tratar de intelectualizarlo y dejar de lado la situación, hice de la misma un culto real. Para dejar muestra fehaciente de lo que digo voy a dar testimonio fotográfico de mi obsesión, que llegó al punto tal de pedir que no coman hasta que no fotografío el menú si el mismo es fruto de mi desvelo o la mejor sorpresa del día.
Las manos son anecdóticas, lo esencial es el asado
De mis amigos varones amo su capacidad para hacer un buen asado en cuanto pinta el hueco de tiempo.No hay nada mejor que recibir un mensaje preguntando: "Nos juntamos a  comer un asado?" Para muestra baste un botón....

Amo estas pizzas!
Tengo algunas amigas mujeres muy buenas cocineras, a las que les haría todos los mandados del mundo de ser necesario para ser invitada  a comer, y que encuentran en mi una lavadora de platos incansable después de un menú delicioso.  
 Por si eso no alcanzara, debo confesar que soy asidua lectora de blogs de comidas, que en mi twitter sigo a unos cuantos sibaritas (sólo por ese motivo), que arrastro a mi hijo menor (que es el único que más o menos me da bola con esta "pasión") a barrios étnicos, ferias gastronómicas y lugares remotos para probar un 
México a mi manera
determinado plato, o el helado más rico y que muchas veces mis planes de fin de semana son comer tal o cual cosa en tal o cual lugar más que ver una película, visitar una exposición o alguna otra actividad social... Creo que no tengo cura y tampoco la quiero tener!
Lo malo en toda esta locura comilona es que a mi, en lo personal, no me gusta nada, NADA cocinar (o quizá es lo bueno y eso me evita llegar al tamaño de la madre de "A quién ama Gilbert Grape?") y mi familia se vive quejando de esa situación porque parece que cuando estoy inspirada, realmente inspirada me sale muy rico también. Pero bueno, nadie es perfecto...

Terminamos con una ensaladita?

Vaca Sagrada



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